jueves, 17 de febrero de 2011

Marquesa de Santillana


Lucrecia es una mujer muy inteligente y poderosa, cuyo objetivo es subir peldaños en la escala social, para lo que recurre a todas las armas que puede usar una mujer, su cuerpo, su voz... Es una mujer que utiliza a los hombres pero a su vez es utilizada por el poder. Hay que ponerse en esta época, el siglo XVII, y verla como una mujer sola, viuda, que trata de mantener a toda costa toda la herencia de su marido para su hijo Nuño. Tendrá que luchar mucho porque afrontará muchos contratiempos.
Es también quien lleva el peso del erotismo
Sí, lleva el peso erótico y el de la seducción, aunque entran otros personajes como Irene, la sobrina del cardenal, que influenciada por Lucrecia jugará también ese rol tras enseñarle la marquesa el poder que tiene el cuerpo femenino ante los hombres.
Su personaje se mueve en un mundo de hombres. ¿Ha cambiado mucho la cosa desde entonces?
Bastante porque las mujeres que nos han antecedido han peleado bastante, pero las mujeres tenemos aún muchas batallas por ganar. En esta temporada tratamos los malos tratos hacia la mujer, y rodar esas escenas resulta muy duro.
¿Le cuesta mucho meterse en el personaje?
Me cuesta horrores. Es el personaje de mi vida, es un regalo, porque hasta ahora mi perfil era de julietas, cordelias y ofelias. He hecho las grandes nobles del teatro clásico e irte al lado opuesto cuesta mucho. Está totalmente alejada de cómo soy yo y de mi manera de hablar y de moverme; esta mujer tiene un ego que arrasa y a mí me cuesta mucho amanecer marquesa

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